Aroma corporativo
Vivimos rodeados por un mercado en el que nuestro cerebro asocia automáticamente los colores rojo y azul a una bebida refrescante (y a su competencia). Pero si te decimos que pienses en el verde, ya sabes qué otra bebida está asociada a este color. En el mercado, la competencia es voraz. Así que destacar es una misión cada vez más complicada. Por eso, apostar por un aroma corporativo es probar lo diferente y lo nuevo. Quizás todo el mundo conoce las técnicas de los olores, pero pocos las utilizan en su favor.
El sentido del olfato es el único que no podemos controlar; es completamente inconsciente. Al contrario de lo que ocurre con el resto de los sentidos, la información que recoge el olfato pasa directamente a la zona del cerebro que controla las emociones. Si es un olor nuevo, lo almacenamos en la mente junto a las sensaciones que nos provoque (lo que estemos viviendo en el momento de olerlo). En cambio, si nos llega un aroma ya conocido, este reaviva los recuerdos que tengamos asociados a él. Un olor agradable estará unido a recuerdos agradables, mientras es común que un mal olor esté asociado a un mal recuerdo.
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