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Los aromas y fragancias naturales forman parte de nuestra memoria más persistente. Con las imágenes y los sonidos observamos cómo el paso de los años termina por hacerlos desvanecer, entre otros recuerdos. Sin embargo, el evocador sentido del olfato resiste con una misteriosa fuerza el paso del tiempo.
Un aroma familiar traslada al sujeto que lo experimenta al primer instante en el que esas sensaciones se fijaron en su mente.
Al abanico de tipos de luz y variaciones térmicas, cada estación del año añade una fragancia que claramente la identifica. La Semana Santa hace que converjan los aromas propios de un momento de la primavera con los propios de ritos religiosos.
El olor a tierra húmeda, flores y resinas del bosque se mezcla con olor a incienso, cera y edificios cargados de historia. El poder asociativo de estas sensaciones da pie a la vivencia íntima y personal de ceremonias con gran impacto social.
La gama de sensaciones describe una escala parecida a las propias de la teoría musical. En innumerables sustancias derivadas del mundo vegetal se concentran aromas básicos. Los aromas ofrecen una gama amplia de primeras impresiones. Desde la agradable armonía del olor a tierra húmeda después de la tormenta al profundo y duradero del almizcle. Los olores de los aceites esenciales y maderas se encuentran entre estos extremos.
AROMAS, MEMORIA Y MARKETING
Los aromas tienen un gran poder para anclar en torno a ellos mucha información. Otros sentidos como el sabor se ven afectados por esta potencia arrolladora. Un mal sabor, a menudo es un olor que desentona. Y hasta cuesta trabajo establecer una frontera entre estas ventanas de los sentidos a la realidad.
La semana santa se relaciona con aromas amaderados profundos como el ámbar, el incienso, el cedro y el sándalo. Dependiendo del árbol que se trate, las maderas varían sustancialmente debido a sus características, el clima o su localización. Por ello, los aromas amaderados difieren mucho unos de otros.
El sándalo por su versatilidad se utiliza mucho como base para crear odotipos de negocio personalizados que quieran transmitir una sensación de paz y tranquilidad.
El cedro, sin embargo, tiene un potente aroma que nos traslada a los bosques con hojas verdes de coníferas, especias y ámbar. Su intensidad le hace ser penetrante e incisivo pero sin perder elegancia.
En la misma línea del sándalo, podríamos decir que el incienso originariamente siempre ha estado relacionado con la espiritualidad. A mayores, se puede asociar al lujo debido a su corte oriental.
LOS ODOTIPOS EN LAS ESTRATEGIAS DE NEGOCIOS
El marketing olfativo aplica las propiedades de algunos aromas para sugerir o producir directamente un ambiente propicio para las ventas. Se sabe desde hace tiempo las propiedades dinamizadoras del intelecto que producen aromas como el de la vainilla.
El odotipo conforma un concepto innovador tan eficaz para el marketing que ya es una vigorosa tendencia. Se trata de dotar al consumidor de una experiencia memorable con un eco en sus emociones. Con esta idea se crea una identidad de marca, se alarga la estancia de un cliente en un punto de ventas y se genera un punto de anclaje en su memoria.
Los motivos que pueden inspirar para representar una marca por un aroma son infinitos. Pueden ir desde unas notas florales a las sensaciones olfativas experimentadas en Semana Santa comentadas anteriormente. Y se aplican tanto a locales de oficinas como a los puntos de venta de un supermercado.
En AromatizaMe se presta un especial cuidado a esta parte del marketing y en el diseño de odotipos adaptados a cada actividad comercial o empresarial. Contacta con nosotros para diseñar tu estrategia de marketing olfativo.
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