El olfato de los bebés

El sentido del olfato es el más desarrollado al nacer. El olfato de los bebés está más agudizado que el resto porque ayuda a reconocer a la madre y a otras personas cercanas. Esto le facilita el acceso al alimento y la creación de vínculos con sus cuidadores para garantizar su supervivencia.

Este sentido está muy vinculado con el gusto y contribuye a asociar recuerdos y experiencias desde las primeras semanas de vida. Es un sentido muy importante que supone el primer contacto con el mundo de sensaciones que forma parte del entorno que nos rodea.

Grado de desarrollo del sistema olfativo

El olfato de los bebés es muy fino y está muy agudizado porque, según muestran diversos estudios, está vinculado con la supervivencia. Este sentido lo tienen bastante más desarrollado que otros como la vista. La capacidad visual de los recién nacidos está muy por debajo de la que tiene un adulto medio.

El sentido del olfato se desarrolla a las 20 semanas de gestación y, poco después, empiezan a percibir los primeros olores asociados con la madre. Esto, junto a los sonidos familiares que ya escuchan desde el útero, les ayudará a reconocerla desde su nacimiento. Todo esto, en conjunto, les ayuda a relajarse, les proporciona sensaciones de felicidad y les facilita su identificación con el entorno desde sus primeros días.

Olores que agradan a los bebés

Algunas investigaciones muestran que los olores agradables y desagradables para los bebés son muy similares a los de los adultos, aunque también muestran algunas preferencias desde sus primeras horas de vida. Es curioso observar como todos estos efectos tienen algunos matices en función de los aromas percibidos durante los últimos meses de gestación. Por ejemplo, un grupo de investigadores determinó que los recién nacidos prefieren olores vinculados con los alimentos que más ingería la madre como el ajo, el anís, las zanahorias o el alcohol.


En general, los olores más agradables para un bebé son suaves y sutiles. Entre sus favoritos están la leche materna, que le facilita la supervivencia desde el principio, y el olor corporal de los padres y familiares cercanos.

También destacan los aromas florales, la vainilla, la canela, la nuez moscada y el chocolate. Resulta curioso comprobar que la vainilla es uno de los aromas que más gustan en todo el mundo, con independencia de la cultura, tanto a adultos como a niños.


Olores que desagradan a los bebés

En cuanto a los aromas que desagradan a los bebés desde sus primeras horas de vida, destacan los mismos que los adultos consideran desagradables, como el huevo podrido. También hay otros que pueden resultarles demasiado fuertes provocándoles desagrado e incluso irritación.


Dentro de los olores desagradables para los bebés están las esencias intensas, como las fragancias o algunos alimentos; los emitidos por los productos de limpieza, el olor a tabaco y el del ácido cítrico como el del limón o la naranja, que puede resultarles irritante.


A la hora de elegir determinados productos, hay que tener en cuenta que el olfato de los bebés está muy desarrollado.

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