¿A que olía la Edad Media? ¿Y la Revolución Industrial? Un viaje olfativo a través de olores y aromas que han marcado la historia

La historia de la humanidad está llena de momentos clave que han dejado una marca imborrable en nuestras mentes. Hoy en día estudiamos esas épocas a través de los eventos que las marcaron, pero no nos paramos a analizar factores de la vida cotidiana que sin duda nos sorprenderían y que nos ayudarían a darle un matiz diferente, como los aromas y perfumes que estaban presentes en el día a día.

Cuando pensamos en otras épocas, ¿qué olores se nos vienen a la cabeza? Es una pregunta muy complicada, pero seguramente si pensamos en la Edad Media pensemos en el mal olor que nos imaginamos en las calles, o si pensamos en la Revolución Industrial, en el olor a humo y carbón, ¿pero esto era realmente así? 

 

Los olores han desempeñado un papel fundamental en nuestra evolución como especie, y no todas las épocas han tenido el mismo aroma. Hoy exploraremos cómo han sido utilizados a lo largo de la historia los aromas en distintas épocas y momentos, para que la próxima vez que pienses en ellas puedas poner una nota olfativa a tus pensamientos.

 

La antigüedad: los aromas sagrados

 

En tiempos antiguos, los olores tenían un carácter sagrado y ritual, por lo que estaban muy relacionados con templos. Desde los egipcios con sus inciensos y aceites esenciales hasta los incas con el cacao y la vainilla, las civilizaciones antiguas utilizaban los aromas como un medio para conectarse con lo divino. Incluso hoy en día seguimos teniendo presente parte de esta herencia con el incienso en las iglesias.

 

En la antigua Grecia los perfumes ya eran considerados como parte de la rutina de cuidado e higiene personal. Se asociaban con los dioses y la sensualidad, aunque no fueron los primeros en usarlo, ya que sus vecinos, como Creta, les influenciaron en estas costumbres. En esta época lo más común era usar olores de menta, tomillo, mirra u orégano, y también estos podían variar en función del estatus social. 

 

Los romanos también heredaron esto de los griegos (como otras tantas cosas), pero dándole una vuelta al concepto, porque preferían olores mucho más dulzones, como los del clavo o la canela. Su base era oleosa, porque se hacían con aceite de oliva, de lino o de sésamo.

 

La Edad Media: fragancias para la realeza

 

Durante la Edad Media, los olores se convirtieron en un símbolo de estatus y poder. En un mundo que tras la caída de Roma quedo mucho más dividido que antaño y con muchos problemas de guerras e inseguridad, la iglesia asociaba al perfume con la frivolidad, con lo sensual, por lo que estos quedaron reservados para personas muy notables. 

 

Eran los reyes, reinas y personas de la nobleza los que solían utilizar este tipo de perfumes y aguas de colonia para marcar su presencia en la corte. Incluso se crearon perfumes específicos para cada monarca, que se convertían en su sello personal. Estos aromas también eran utilizados para enmascarar los olores desagradables que abundaban en la época debido a la falta de higiene. Entre algunos de los ingredientes que se podían usar para crear perfume figuraban el ámbar gris, el almizcle o el agua de rosas. Sus precios estaban fuera del alcance de la mayor parte de la gente.

 

La influencia árabe, tanto en la Península como en el resto de Europa, se fue haciendo notable en muchos aspectos de la cultura, y uno de ellos fueron los perfumes, donde se comenzaron a usar alambiques que traían los árabes.

 

Durante la Edad Media, además, se reconoció el oficio de perfumista (en Francia en  1190 bajo el mandato de Felipe II Augusto de Francia) y en 1370, la reina Isabel de Hungría, mandó crear el primer perfume con base de alcohol de la historia.

 

Por lo que sí, efectivamente las calles durante la Edad Media no tenían un olor muy agradable, y a pesar de que la higiene era muy diferente a la de hoy en día, no todo eran malos olores. Esta industria evolucionó mucho durante estos siglos y le dio a los perfumes esa connotación de clase alta que los marcaría durante mucho tiempo.

 

Renacimiento: aromas artísticos

 

Durante el Renacimiento, los artistas comenzaron a explorar el mundo de los aromas como una forma de expresión artística. Los pintores incluían en sus obras la representación de flores y frutas, no solo como elementos visuales, sino también como una invitación al sentido del olfato. 

Y aunque estos cuadros no oliesen, como tal, a frutas, sí que nos dan una pista de como había cambiado el paradigma social. El hecho de que en el Renacimiento se valorase tanto el mundo antiguo y sus gustos, también influyó en los aromas y perfumes que acompañaban a la sociedad, además de la mejora de la higiene después de sufrir epidemias como la peste. Además, muchas veces se utilizaban perfumes para encubrir los olores de las ropas o accesorios de piel.

 

También se popularizó el uso de pomadas y bálsamos perfumados, que se aplicaban en la piel y el cabello como parte de la rutina de belleza, por lo que se empezó a extender un poco más la idea del cuidado, oler bien y llevar perfume como arma de seducción.

 

Revolución Industrial: los olores de la ciudad

 

Con la llegada de la Revolución Industrial, los olores en las ciudades cambiaron drásticamente. El humo de las fábricas y los residuos de la industria crearon un ambiente cargado y desagradable. Sin embargo, también surgieron nuevas fragancias en forma de perfumes y productos de limpieza, que buscaban contrarrestar los malos olores y proporcionar una sensación de frescura en medio del caos urbano. En esta época también se popularizó mucho el tabaco y también el café, así que estos olores también eran parte de la vida diaria de muchas personas durante esta época.

 Trabajadores con máquinas

El perfume seguía siendo un elemento asociado al lujo, pero con la industrialización se agilizaron los procesos para su producción. Se cultivaron plantaciones de jazmines, violetas y rosas, en algunos lugares como Francia, para poder fabricar estos exquisitos aromas.

 

Así que podemos concluir con que la Revolución Industrial tenía un ambiente muy cargado con un fuerte olor a metal, pero también se popularizaba cada vez más el uso del perfume, y los burgueses, a imitación de la más alta nobleza, buscaban este tipo de productos para equipararse a ellos.

 

Siglo XX y XXI: aromas de la modernidad

 

En el siglo XX, los olores se convirtieron en una forma de marketing y publicidad. Las empresas comenzaron a utilizar fragancias específicas en sus productos para crear una experiencia sensorial única y memorable. Desde los clásicos perfumes hasta los productos de limpieza y cuidado personal, los olores se volvieron indispensables para conquistar a los consumidores. Incluso los vehículos nuevos venían acompañados de un aroma característico que evocaba la sensación de estrenar algo nuevo.

 

Seguramente se te venga a la mente alguno de esos anuncios de perfume que hemos visto en revistas o periódicos antiguos, o los que veíamos en la televisión de pequeños. Durante el siglo XX fue la polarización definitiva del perfume en todas las clases y capas sociales, y también se empezaron a producir en masa.

 

Esto hizo que muchos de ellos se volviesen más accesibles, y la aparición de la clase media hizo que su uso creciese desmedidamente. Hoy no nos imaginamos nuestra vida sin ese pequeño frasco de perfume que nos da un extra y que se ha convertido en una seña de identidad para nosotros.

 

Además, en los últimos años, el marketing olfativo ha adquirido una importancia significativa en el mundo empresarial. Las tiendas, restaurantes y hoteles utilizan fragancias específicas para crear un ambiente acogedor y aumentar la permanencia de los clientes. Además, los estudios científicos han demostrado qué determinados aromas pueden influir en el estado de ánimo y el comportamiento de las personas, lo que ha llevado a la implementación de estrategias de aromaterapia en distintos ámbitos.

 revistas con perfume modernas

Una historia llena de olores y aromas

 

En definitiva, los olores han dejado una huella indeleble en la historia de la humanidad. Desde los rituales sagrados de la antigüedad hasta el marketing olfativo del siglo XXI, los aromas han sido utilizados para influir en nuestras emociones, marcar nuestra identidad y crear experiencias sensoriales únicas. 

 

En AromatizaMe, conocemos bien los retos que supone crear un aroma que refleje un momento o un lugar. ¿Tú que aroma crees que debería tener nuestra época? Esperamos tus respuestas y que hayas disfrutado este artículo. Si quieres saber más sobre el marketing sensorial, aquí estamos para echarte una mano.

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